DEDICADO AL GRUPO DE CHICAS Y CHICOS CON LOS QUE RODAMOS EL CORTO ESTE PASADO VERANO.
Me dejasteis
sin palabras y, pasado un rato, un torrente de ellas me invadió la cabeza. Por
eso, después de ponerles orden, quiero dedicároslas aquí, para que de alguna
forma queden selladas en este mundo virtual, y quién sabe, quizá en un futuro
podáis seguir leyéndolas. Y si alguien más se las encuentra por ahí, que tome
conciencia de que una vez y en un lugar ocurrió algo mágico.
Creo en los
sueños. Creo firmemente en ellos. Lo he dicho más de una vez en varios de mis
escritos y jamás me voy a cansar de decirlo. Pero además, mi trabajo está
íntimamente relacionado con ellos. Vengo todos los días a rodearme y zambullirme
entre miles de sueños. Están ahí, pacientes, en sus anaqueles, esperando a que
una mano inocente los toque y los abra; o te hacen señales para darlos tú a
aquel que viene a reclamártelos.
Por otra
parte, el dulce veneno de la musa Talía que ya se hizo añejo en mis venas,
sigue, cómo no, haciéndome soñar, pero lo mejor de todo, es que me ha permitido
ser yo también generador de sueños.
Literatura y
Teatro, Cultura: el lugar donde se sueña despierto. Eso es lo que me gusta a
mí, soñar despierto, porque he comprobado que todavía es posible. Y qué suerte
tengo de poder hacerlo desde la sala de máquinas, directamente con mis manos,
mis ojos, mis palabras… mi alma. Mi trabajo está en una fábrica y yo soy el
obrero, y esta fábrica… es una fábrica de sueños.
Para soñar
se necesita magia. Porque la magia también existe, estoy igual de convencido.
La magia siempre nace cuando hay buenas conexiones. En la fábrica de sueños
estas conexiones se están continuamente lanzando… y siempre hay alguien que,
por lo que sea, las recibe y se conecta. A éstos una vez yo los llamé ángeles…
y eso es lo que son, verdaderos ángeles.
Ángeles con
sueños y con ganas de soñar. Ángeles con todo un futuro por delante al que han
decidido rellenar con sus sueños. No se resignan. La vida no es vida sin magia
y sin sueños. Y ellos han decidido, como yo, soñar despiertos, no quieren sólo
desear, quieren cumplir. Y yo estoy con ellos. Se creó la magia entre nosotros,
les di una primera lección sobre sueños y ahora… quieren más. Pero yo sé que
ellos ya pueden soñar solitos.
Estos
ángeles a mí, también me han hecho soñar. Quién iba a esperar que me mostraran
su magia así, tan de sorpresa. Y que me dedicaran esas hermosas palabras,
habladas y escritas. Con lo que a mí me gustan las palabras. Les estaré
eternamente agradecido.
No cambiéis
nunca, Ángeles. Seguid creando sueños con vuestra magia. No renunciéis nunca a
vuestros sueños. Y no olvidéis tampoco que detrás de vosotros, otros recibirán
vuestras conexiones. Tendréis también que hacerles soñar.
Un fortísimo
abrazo a todos, Ángeles.
Juan José Alfaro Olmedilla
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