miércoles, 1 de octubre de 2014

LOS SUEÑOS DEBEN CONTINUAR

...LOS SUEÑOS DEBEN CONTINUAR

VISITA A LA CIUDAD DE TOLEDO CON LOS "DUENDES" DEL SUEÑO DE UNA NOCHE DE VERANO

Menuda vuelta de vacaciones. Esto si que es volver a lo grande. El día 29 de septiembre, lunes, comienzo mi actividad tras una parada de tres semanas y... ¿cómo?.. ¿de nuevo entre libros, catalogaciones, adquisiciones, talleres de lectura, cuentacuentos, clubes de lectura...? No... ¡qué va! Me voy a Toledo tres días con los "duendes" o quizá "ángeles" (como ya los llamé una vez) que participaron en El Sueño de una noche de Verano que el Taller de Teatro de la Biblioteca Municipal de Villar de Olalla puso en escena este año 2014. Cuántos coletazos va a dar este sueño. Se resiste a irse, no quiere desaparecer. Y es que el sueño... los sueños, deben continuar, y aunque éste vaya tocando a su fin, otros vendrán, no nos preocupemos.

Buena forma de seguir soñando, sí señor, visitar una ciudad enigmática, milenaria, monumental, donde la historia se palpa, donde la historia hasta huele, se te mete en el cuerpo en cada pisada que
das al pasear por ella pensando en qué ilustres pies habrán pisado las mismas calles y edificios que tú, qué vidas, ilustres o no, ¡cuánta vida! se habrá derramado, disfrutado, sufrido por sus estrechas y empinadas callejuelas.

Toledo, crisol de culturas, culturas que todas ellas parten de un mismo origen: El Hombre, El Ser Humano, porque El Ser Humano es el que crea la Cultura, y después, como si ésta atravesara un prisma, se diferencia y se multiplica en multitud de formas, de colores, de sabores, de olores, de pensamientos...de sueños (siempre el sueño). Como en un kaleidoscopio la Cultura atraviesa el prisma de Toledo y se diversifica, pero no va cada cosa por su lado, sino que entra en un orden hasta geométrico, como las imágenes del kaleidoscopio, y ese orden es el entendimiento que nos lleva a la convivencia, ejemplo que dio esta ciudad, Toledo, de aunar en una tres culturas diferentes que
supieron vivir, sufrir, amar y... soñar juntos, difuminando los límites y las aristas y mezclarse, diluirse, y ser uno, El Ser Humano. Y precisamente de ese prisma y ese crisol venimos nosotros, los que poblamos esta Península Ibérica. ¿Llevaremos todavía en las venas ese entendimiento, esa capacidad de no sólo ver con los ojos, sino de mirar con el corazón, de identificar las diferencias dentro de la igualdad?

... Y aquí nos fuimos con estos ángeles ganadores del Kaleid@s de este año en su categoría teatral. Qué casualidad: Kaleid@s que se van al kaleidoscopio de culturas que es Toledo.
Claro, te vas a Toledo, y no te alojas en un Hotel, no, te alojas en un Castillo, como debe ser, con su fantasma y todo, que a algunos hizo pasar una noche en vela.... , ¿o fue el sueño?, el sueño que uno
sueña cuando está despierto, porque las noches eran oscuras como lo son siempre en una mitad de la Tierra, pero no silenciosas, porque a los duendes les gusta soñar despiertos, y qué mejor sueño que dormir en un castillo con recobecos y pasillos laberínticos. Enigmáticas pisadas, risas y algún que otro grito poblaban las noches.

Y cuando la otra mitad de la Tierra se llena de luz, prepara las piernas: baja, sube, sube, baja, cruza,
pasa, mira. Nos perdemos por Toledo en busca de esos lugares que tan amablemente la Biblioteca Regional de Castilla-La Mancha nos ha preparado para visitar:
Baja primero hasta el Tajo y cruza el Alcántara para después elevarte hacia un sueño casi levitando merced a un ingenio humano llamado escaleras mecánicas.






Mezquita del Cristo de la Luz donde el caballo de Alfonso VI se hincó de rodillas en el mismo lugar donde enterrado estaba un cristo acompañado de una vela que había aguantado encendida más de 300 años. Alguien lo soñaría así.




Museo de Santa Cruz donde pervive el Greco con esas figuras alargadas y blanquecinas, propias del fantasma de nuestro Castillo, pero que no son resultado nada más que de otro sueño (todos han tenido, tienen y tendrán sueños... el sueño debe continuar)
 
Sinagoga del Tránsito, donde otros ángeles voluntarios nos hicieron soñar con esta Cultura Sefardí (Judíos), pueblo errante y vilipendiado, pero persiguiendo un sueño, como todos.






Biblioteca Regional, en el Alcázar, otro Castillo. En lo más alto del Alcázar, porque las Bibliotecas albergan infinidad de sueños y los sueños tienden a elevarse, a subir lo más alto que puedan. Según
nos dijeron más de medio millón de sueños anidan en este templo del saber, la cultura y el conocimiento.




Iglesia de San Román-Museo de los Concilios, donde perviven los restos de ese pueblo que nos trajo el Cristianismo: los Visigodos, con esos nombres raros y hasta graciosos: Recadero, Ataulfo, Recesvinto, Chindasvinto, Wamba... pobladores antíguos de nuestra Península que soñaron en los años oscuros de la Edad Media.



.... y sube, y baja, y baja y sube.... y mis piernas.... ¡ay, mis piernas! Y detente y... ¡mira qué llavero!, ¡quiero un helado!, ¡esa pulsera
me gusta!, ¿has visto ese abanico?, ¿cuándo cenamos?, ¡vámonos al castillo! ¿Ya no vamos a ningún museo... verdad? No, ya no, ahora a soñar.



Y vuelve a bajar y subir...
¿Cogemos el tren? Sí, eso hicimos. Trenecito cha, ca, chá, que nos dio una visión de la ciudad
totalmente distinta, desde fuera, por los arrabales, en la distancia, allí imponente, grandiosa, ensoñadora... soñadora.






Monasterio de San Juan de los Reyes. Turbador. Decoración flamígera, retorcida pero bella,
extremadamente bella. Gárgolas enigmáticas. Capilla de unos Reyes, los Católicos, que fueron los primeros en soñar con nuestro país, España...







Y ya renqueantes, parsimoniosos, lentos, nos vamos volviendo al Castillo. Nos hemos cargado de mucho material que en cualquier momento enciende la chispa del sueño. ¿Cómo no? Nos hemos empapado de arte y de historia, imprescindibles para soñar, pero
también de compañerismo, de amistad, de buenos ratos juntos, de juegos, de chistes, incluso para algun@s de... esos primeros encuentros que te aceleran el corazón... Cuando todo esto lo hayamos asimilado, cuando repose y nos cale, en cualquier momento estalla y... soñamos, claro, porque LOS SUEÑOS DEBEN CONTINUAR.




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