martes, 20 de diciembre de 2016

LA VIDA ES SUEÑO

DEDICADO AL GRUPO DE CHICAS Y CHICOS CON LOS QUE RODAMOS EL CORTO ESTE PASADO VERANO.

Me dejasteis sin palabras y, pasado un rato, un torrente de ellas me invadió la cabeza. Por eso, después de ponerles orden, quiero dedicároslas aquí, para que de alguna forma queden selladas en este mundo virtual, y quién sabe, quizá en un futuro podáis seguir leyéndolas. Y si alguien más se las encuentra por ahí, que tome conciencia de que una vez y en un lugar ocurrió algo mágico.

Creo en los sueños. Creo firmemente en ellos. Lo he dicho más de una vez en varios de mis escritos y jamás me voy a cansar de decirlo. Pero además, mi trabajo está íntimamente relacionado con ellos. Vengo todos los días a rodearme y zambullirme entre miles de sueños. Están ahí, pacientes, en sus anaqueles, esperando a que una mano inocente los toque y los abra; o te hacen señales para darlos tú a aquel que viene a reclamártelos.

Por otra parte, el dulce veneno de la musa Talía que ya se hizo añejo en mis venas, sigue, cómo no, haciéndome soñar, pero lo mejor de todo, es que me ha permitido ser yo también generador de sueños.


Literatura y Teatro, Cultura: el lugar donde se sueña despierto. Eso es lo que me gusta a mí, soñar despierto, porque he comprobado que todavía es posible. Y qué suerte tengo de poder hacerlo desde la sala de máquinas, directamente con mis manos, mis ojos, mis palabras… mi alma. Mi trabajo está en una fábrica y yo soy el obrero, y esta fábrica… es una fábrica de sueños.
Para soñar se necesita magia. Porque la magia también existe, estoy igual de convencido. La magia siempre nace cuando hay buenas conexiones. En la fábrica de sueños estas conexiones se están continuamente lanzando… y siempre hay alguien que, por lo que sea, las recibe y se conecta. A éstos una vez yo los llamé ángeles… y eso es lo que son, verdaderos ángeles.

Ángeles con sueños y con ganas de soñar. Ángeles con todo un futuro por delante al que han decidido rellenar con sus sueños. No se resignan. La vida no es vida sin magia y sin sueños. Y ellos han decidido, como yo, soñar despiertos, no quieren sólo desear, quieren cumplir. Y yo estoy con ellos. Se creó la magia entre nosotros, les di una primera lección sobre sueños y ahora… quieren más. Pero yo sé que ellos ya pueden soñar solitos.

Estos ángeles a mí, también me han hecho soñar. Quién iba a esperar que me mostraran su magia así, tan de sorpresa. Y que me dedicaran esas hermosas palabras, habladas y escritas. Con lo que a mí me gustan las palabras. Les estaré eternamente agradecido.

No cambiéis nunca, Ángeles. Seguid creando sueños con vuestra magia. No renunciéis nunca a vuestros sueños. Y no olvidéis tampoco que detrás de vosotros, otros recibirán vuestras conexiones. Tendréis también que hacerles soñar.

Un fortísimo abrazo a todos, Ángeles.

Juan José Alfaro Olmedilla

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